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La importancia de una semilla

¿Qué tipo de semillas tienes plantadas?


¿Te atreves a investigarla si te dará buena hierba?

En efecto, en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por consiguiente, de buenas semillas salían buenas hierbas y de las semillas malas, hierbas malas.

Pero las semillas son invisibles; duermen en el secreto de la tierra, hasta que un buen día una de ellas se le antoja despertarse. Entonces se alarga extendiendo hacia el sol, primero tímidamente, una encantadora ramita inofensiva.

Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar que crezca como quiera. Pero si se trata de una mala hierba, es preciso arrancarla inmediatamente en cuanto uno ha sabido reconocerla.

En el planeta del principito había semillas terribles… como las semillas del baobab. El suelo del planeta está infestado de ellas. Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de él más tarde; cubre todo el planeta y lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.

«Es una cuestión de disciplina, me decía más tarde el principito. Cuando por la mañana uno termina de arreglarse, hay que hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Hay que dedicarse regularmente a arrancar los baobabs, cuando se les distingue de los rosales, a los cuales se parecen mucho cuando son pequeñitos. Es un trabajo muy fastidioso pero muy fácil».


Y un día me aconsejó que me dedicara a realizar un hermoso dibujo, que hiciera comprender a los niños de la tierra estas ideas. «Si alguna vez viajan, me decía, esto podrá servirles mucho. A veces no hay inconveniente en dejar para más tarde el trabajo que se ha de hacer; pero tratándose de baobabs, el retraso es siempre una catástrofe. Yo he conocido un planeta, habitado por un perezoso que descuidó tres arbustos…»

Siguiendo las indicaciones del principito, dibujé dicho planeta. Aunque no me gusta el papel de moralista, el peligro de los baobabs es tan desconocido y los peligros que puede correr quien llegue a perderse en un asteroide son tan grandes, que no vacilo en hacer una excepción y exclamar: «¡Niños, atención a los baobabs!».



Si tomamos estas metáforas, como una valiosa enseñanza comparamos

“Los juicios son solo opiniones de los hechos. No son verdades!”

Semillas buenas de las cuales tendremos buenos frutos: son afirmaciones que tengo de los hechos que puedo documentar, reflexiones, comportamientos éticos

Semillas malas, que nos darán malos frutos: son juicios que tomamos como verdades, comportamientos no éticos. Doy como válido el juicio de otro y mi vida es controlada por otro.


Los baobads; son mis juicios, pensamiento irracional, paradigmas, que he dejado crecer sin analizarlos diariamente estos pueden convertirse en fanatismos, una ceguera incondicional y ya nada se puede hacer

El planeta; es nuestra mente donde están escondidas las semillas que al crecer pueden ser las de un rosal o un baobad.


La advertencia: si un baobads no se arranca a tiempo ya no es posible liberarse de él jamás, lo perfora todo con sus raíces.


Todo dependerá de nuestra disciplina, se tiene que asear el planeta por la mañana, arrancar los baobads en cuanto se los distingue de los rosales y así impedir que nublen nuestra capacidad de razonar

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